Saturday, January 13, 2007

CONTEXTO HISTÓRICO DE LA OBRA DE ALBERTO HERNÁNDEZ


CONTEXTO HISTÓRICO DE LA OBRA DE ALBERTO HERNÁNDEZ
[texto añadido como colaboración de la la Dra. Carmen Glez Borrás al libro «La luz en las manos]

Carmen González Borrás

Acepto gustosamente la invitación de Luis Felipe Comendador a enmarcar la obra de Alberto Hernández en su contexto histórico, pues me parece una tarea necesaria en el momento de hablar de su trabajo. Alberto Hernández es un pintor que en lugar de usar colores acrílicos o al óleo utiliza técnicas cerámicas y construye sus superficies pictóricas con arcillas. Esto es nuevo para la cerámica y para el arte, pues normalmente al hablar de cerámica, el término se asocia a cuencos y contenedores de todo tipo con utilidad o no y con una superficie más o menos impermeable. Quiero describir a continuación cuando la cerámica empieza a utilizarse dentro del arte y por qué ocurre esto, e intentar con ello situar la obra de este artista y aclarar en la medida posible las frecuentes confusiones que se originan.

La primera aparición de la cerámica formando parte del arte contemporáneo.

La cerámica como material en el arte es un fenómeno reciente, si lo comparamos con otras técnicas artísticas como la pintura al óleo o la talla en piedra, por poner ejemplos clásicos. Mientras estos gozan de una existencia de siglos, la cerámica se encuentra en un período de pubertad, con una edad de apenas cincuenta años. Y cuando digo esto, me refiero a los artistas que utilizan la cerámica como un material para expresarse plásticamente, siendo ellos además, los artífices de todo el proceso. Esto es, trabajando directamente en todas sus fases, calculando los previsibles cambios físicos y químicos y conjugando todo esto para obtener el resultado plástico deseado: una obra destinada a exponerse en los foros del arte contemporáneo.
Desde las primeras décadas del siglo pasado hasta al actualidad, algunos artistas se han sentido atraídos por utilizar la cerámica en una parte de su producción 1. En la mayoría de los casos, no es el artista mismo el que realiza todo el proceso, ya que no posee el conocimiento necesario del material cerámico. Entonces recurre a la ayuda de un ceramista que tiene este conocimiento y que le prepara las superficies y los colores para que el artista desarrolle su trabajo en este material. Así las cerámicas de Miró y Dufy habrían sido diferentes sin los conocimientos del ceramista Llorens Artigas, las de Picasso sin Suzanne y Georges Ramié, las de Matisse, Derain y Roualt sin Méthey, así como actualmente las de Chillida y Tapies sin Hans Spinner, o las de Barceló y Tony Cragg sin sus colaboradores. Paralelamente a esto hay algunos artistas, donde se sitúa Alberto Hernández que poseen los conocimientos de la materia y realizan su obra artística exclusivamente con este medio.
La primera vez que en Europa, un artista utiliza el material cerámico encargándose de todo el proceso y consigue introducirse en los circuitos habituales del arte, ocurre en España alrededor de los años 50 y de la mano del pintor Arcadi Blasco. Esto responde quizás a una serie de casualidades que se dieron cita en ese tiempo y consiguieron hacerlo realidad, entre la que destaca la utilización de nuevos materiales en el arte, pero vayamos por partes. En ese tiempo, la dictadura franquista había cerrado las fronteras a todo lo que se producía en el exterior. No había información de otros países que no fuera clandestina y desde luego en las escuelas de arte, salvando excepciones con algunos profesores, no se prestaba atención al arte que no respondiera a la enseñanza clásica. El arte aceptado era el "oficial" que el Régimen político apoyaba y que se exponía en los Salones anuales o bianuales.
No es de extrañar que los intelectuales y artistas con inclinaciones izquierdistas buscaran la conexión con el exterior y estuvieran dispuestos a acabar con la dictadura y sus ideas políticas. Y como expresar todo esto? A través del propio arte. La pintura y la escultura, dos conceptos clásicos, empezaron a fusionarse desdibujando sus fronteras. Lo que hasta el momento habían significado, parecía desvanecerse. Nacía una nueva pintura que tomaba volúmenes y nuevas texturas hasta ahora pertenecientes a la escultura y ésta tomaba aspectos de color extraños hasta el momento. Qué originó todo eso? La utilización de nuevos materiales. Cualquier material era válido, siempre que le sirviera al artista para expresar lo que quería decir. Y lo que los artistas querían decir en primer lugar, era que no estaban de acuerdo con el propio arte, lo que implicaba no estar de acuerdo con las ideas políticas que lo sustentaban. Los materiales eran nuevos, porque nunca habían formado parte de la historia del arte: arpilleras, telas metálicas, objetos pegados, tableros de madera sin preparación ninguna, etc. Entonces también la cerámica se utilizó con esta filosofía. Ya no representaba ningún cuenco, cacharro o baldosa, sino que tomaba volumen, se convertía de la mano del pintor Arcadi Blasco en pintura de chorretones o en espacio habitable hecho a escala humana.


Este empuje que cambió el arte en España, lo protagonizaron un grupo de artistas que se focalizaron en Madrid, la capital. Eran jóvenes que tenían sus estudios recién terminados y procedían de varios puntos del país. Muchos eran alumnos de los profesores Vázquez Díaz (los pintores) y de Ángel Ferrant (los escultores), el primero docente en Bellas Artes, el segundo en Artes y Oficios. Ambos habían tenido contacto con la vanguardia en Francia por haber vivido unos años en París. Poco a poco se fueron identificando otros grupos de artistas, con un desarrollo similar en sus respectivos lugares de origen, en Barcelona, en las islas Canarias, en Andalucía, etc.
Fue un tiempo de agrupaciones, que tenían como fondo el promover el cambio social como ciudadanos y como artistas y cuyo foco principal seguía estando en Madrid. Alrededor de 1960, el Gobierno, y en concreto González Robles que llevaba las Relaciones Exteriores, vio en estos artistas la posibilidad de publicitarse como país moderno de cara al exterior. Para ello, fomentó exposiciones que reunieron hasta una cincuentena de artistas y que viajaron desde EEUU a Japón, dando así un respaldo oficial a un tipo de arte que no era aceptado dentro del país. De esta manera, fue presentado en el extranjero y no en España, el arte que estos jóvenes hacían, con una factura que se hacía eco del expresionismo americano en muchos de los casos y como hemos dicho, con unos materiales nuevos en la historia del arte entre los que se contaba la cerámica.
Aunque otros artistas (J. L. Sánchez, Saura, Mompó, Canogar o Millares entre otros) probaron el hacer parte de su obra en cerámica, fueron incursiones pasajeras, sobre todo, por ser un material lento y exigente que se podía asociar a artesanía, mientras que el trabajo con arpilleras, telas metálicas o collage, era más rápido y con menos connotaciones. El que Blasco introdujera cerámica en los circuitos del arte fue casual2 , además porque él no era ceramista sino un pintor que estaba haciendo del material cerámico su medio de expresión, y rasgo identificativo de su obra, por lo que al participar en las exposiciones como pintor exponía obra cerámica. Hay un hecho en la historia especialmente resaltable: en 1970 Arcadi Blasco participa en la Bienal de Venecia representando al Pabellón Español. Es la primera vez que hay cerámica en una Bienal y nadie se cuestiona en ese momento que no sea arte por ser cerámica. Pero, ¿qué pasaba con el resto de la cerámica en el panorama nacional?
El artista Arcadi Blasco, autodidacta en el terreno cerámico, fue de alguna manera un caso aislado, porque todavía tuvieron que transcurrir años hasta que otros artistas decidieran hacer su obra en cerámica y adquirir los conocimientos necesarios para ello. Blasco sigue trabajando hasta la actualidad en esa línea, pero hasta la década de los 70 no aparece ningún otro artista en el panorama español que se dedique a hacer una obra artística con este material3. Puede decirse que la evolución hacia el arte ocurre al contrario, es decir, no son los artistas los que deciden emplear la cerámica, sino que son ceramistas que se forman como pintores o escultores en las Escuelas de Bellas Artes y van transformando lentamente su trabajo. Abandonan progresivamente las formas tradicionales y realizan su obra (escultórica, en la mayoría de los casos) en materia cerámica. Por otro lado la cerámica tradicional4 , también está cambiando. Pero, como podríamos definir este cambio?

El camino seguido por la cerámica tradicional.

La cerámica tradicional que había gozado especialmente en España de épocas de gran esplendor, entró en el siglo XVIII en decadencia y en toda Europa se consideraba un arte menor. Hasta 1910 no se ven en Europa las primeras obras maestras de la cerámica china, lo que provocará una búsqueda e imitación de las mismas. En la mayoría de los países europeos este hecho pasa más o menos desapercibido, pero en Suiza y España se le presta atención. Francesc Quer será en nuestro país el encargado de recoger este gusto oriental y lo transmitirá a sus alumnos desde su puesto de profesor en la Escuela de la Lonja de Barcelona. Alumno de Quer fue Llorens Artigas quien, a partir de los años 60 y hasta su jubilación, fue profesor de cerámica en la escuela Massana de Barcelona. Anteriormente en 1920 ha sido ayudante del director de la escuela de Bellas Artes de Barcelona, ha conocido a Gargallo, ha vivido en París y expuesto en Nueva York, trabajado con Miró y formado parte de la vanguardia artística como ceramista. Artigas será el principal nexo para difundir definitivamente en España las corrientes orientales que se producen en la cerámica europea. Su libro "Formulario y prácticas de cerámica"5 publicado en 1947 se convertirá en la biblia de los ceramistas españoles.
En 1920 se produce otro factor decisivo que también tiene relación con Llorens Artigas y que afianzará esta influencia oriental. El ceramista inglés Bernard Leach que ha vivido y trabajado once años en Japón6 regresa a Inglaterra y trabaja junto con su colega japonés Shoji Hamada durante 4 años y después en solitario. Este trabajo va a trascender a otros países. Artigas les conoce personalmente y siente por ambos una gran admiración, definiendoles como "los apóstoles contemporáneos del oficio". Esto provoca que en la obra de los artistas simpatizantes, se desarrolle un gusto por las formas sencillas y por la expresividad en la pieza cerámica a través de la riqueza de sus esmaltes en perfecta armonía con la forma que les sustenta, que se busque la obra hecha por el autor y se rechacen los productos industriales, por otro lado tan abundantes. Esta faceta romántica del artista cerámico entra en competencia con las grandes manufacturas europeas, y es una batalla perdida en la que los artistas no consiguen la valoración de su trabajo como producto artístico. Si éstos buscan ese reconocimiento, también las fábricas con mayores medios lo solicitan, puesto que su obra es "más perfecta" y las consecuencias de esta batalla de desprestigio iniciada entonces se arrastra hasta nuestros días.
A partir de los años 80 hay un movimiento a nivel internacional en Europa en el que se apoya como nunca la cerámica. En algunos países (Francia, Alemania, Bélgica...) los estudios de cerámica se integran en los universitarios. Se publican libros y revistas especializados, se hacen exposiciones y se convocan numerosos concursos que van premiando obras que se apartan del concepto tradicional, contribuyendo a asentar las directrices de la cerámica actual. En España, unos hechos puntuales van a influir en que este movimiento también adquiera resonancia. El primero es que se publica el libro "Manual del ceramista" de Bernard Leach en 1981. Además de un manual de técnicas, entre ellas la del rakú, que revolucionará la obra de muchos artistas, se convertirá en una guía para la apreciación del arte cerámico tanto en Oriente como en Occidente. En 1978 aparece la revista (todavía existente) "cerámica" que se publica periódicamente desde Madrid dirigida por Antonio Vivas, y que se convertirá en el único medio nacional de información y transmisión de los trabajos de otros artistas, destacando la presencia de artistas americanos y australianos junto al panorama nacional. Otro hecho importante para el desarrollo de la disciplina fue el ESTIU-JAPO (verano japonés) organizado por la cooperativa de ceramistas Coure en el verano de 1986. La presencia de importantes artistas japoneses trabajando con los ceramistas españoles supuso el contacto internacional más directo para la mayoría de los presentes y un hecho destacable para muchos de ellos.
Se va creando poco a poco un "boom" en el que no existen claras directrices, pues todo es nuevo y el panorama se convierte en una jungla de estilos y tendencias en lo que lo tradicional se mezcla con lo contemporáneo y la confusión es inevitable. Por un lado la nueva cerámica basada en esa idea oriental ya muy occidentalizada, por otro la cerámica que intenta formar parte de la obra artística. Los ceramistas tradicionales combinan su trabajo habitual con hacer formas que ellos, sin suficientes conocimientos artísticos, estiman más o menos modernas para ser consideradas "arte", con lo que se va constituyendo un panorama de obras de calidad artística dudosa7.
Los años 80 fueron una época de gran apogeo para la cerámica, en la que ésta tuvo la oportunidad de subirse al carro del arte y entrar definitivamente en ese mercado. Analizando hoy la situación, creo que por un lado no hubo suficientes artistas con la calidad necesaria y por otro lado, no se dirigieron las energías en esa dirección concreta de integrarse en el mundo del arte. Fue más fácil crear un mercado específico, un mundo de la cerámica aparte del devenir del arte en general, en el que la competencia era menor y el éxito relativamente más fácil. Los artistas tradicionales pesaron en número e inclinaron la balanza en esa dirección.
A mediados de los años noventa, comienza un periodo de decadencia y regresión en que el mundo cerámico se ve profundamente afectado. Muchas de las propuestas artísticas que en su momento parecían firmes, no tenían la calidad suficiente para aguantar el paso de los años. Además las instituciones recortaron sus presupuestos, la gran mayoría de los concursos desaparecieron y por tanto el apoyo necesario para mantener ese mercado. Si se hizo difícil sobrevivir en el mundo del arte en el que existen tantos intereses en juego, mucho más lo fue en el de la cerámica, que era más reducido. Una gran mayoría de los artistas de cierto renombre en el periodo de apogeo, abandonan la práctica cerámica y se dedican a otras profesiones, siendo pocos los que sobreviven, dadas las dificultades que el medio representa: no hay alicientes económicos, no hay estudios adecuados, no hay proyección como artistas porque los espacios normales del arte se han acostumbrado a que los ceramistas pertenecen a un mundo aparte.
Todo esto que en principio parece catastrófico ha sido muy bueno para aclarar el panorama y delimitar bien los conceptos8. Desde luego es una tarea lenta de la que todavía quedan restos en muchas zonas: falta de críticos especializados, falta de aceptación por parte de galerías e instituciones. Quedan prejuicios de considerar toda la cerámica como dentro de la cerámica tradicional, toda dentro del mismo saco y esto afecta a los artistas que han sobrevivido a estas turbulencias.
En esta generación de artistas que sobreviven y siguen su trayectoria como artistas pero manteniéndose fieles a la utilización del material cerámico, queremos destacar a Alberto Hernández y a algunos otros de su generación que han conseguido una forma de hacer personal y que han influido a la generación siguiente. Son artistas nacidos a partir de 1950 y cuyas primeras exposiciones tuvieron lugar desde los primeros años de los 80. Entre ellos tenemos actualmente artistas firmes con una trayectoria de más de 20 años, en la cual han decidido hacer una obra con planteamientos comunes a los artistas de otras disciplinas, integrados totalmente en la problemática del arte actual9. Aunque muchos cuenten con estudios artísticos, en la práctica puede decirse que todos ellos son autodidactas, porque son artistas que han tenido que inventar su lenguaje plástico y sus técnicas al no contar con precedente alguno. Su formación artística no les ha servido para solucionar sus problemas técnicos y su obra es el resultado de una investigación personal y propia con resultados muy diferentes entre sí en cada caso. Esta ha sido probablemente su mayor desventaja. Sin embargo la gran ventaja de trabajar con un material nuevo, ha sido el ir descubriendo día a día resultados inéditos en un campo en el que todavía está casi todo por decir.


El momento actual y la obra de Alberto Hernández.

Comparando esta evolución del material cerámico en España, hasta su introducción en el arte contemporáneo, con la situación en Europa hay que decir que España ha sido durante años país pionero en trabajar la cerámica en este campo. Todavía puedo oír a menudo en el extranjero, el comentario de que en España hay más artistas cerámicos con preocupaciones artísticas, siendo todavía muchos de ellos desconocidos en el panorama internacional10. Sin embargo es curioso como en otros países como Holanda, Suiza, Alemania y Francia el número de coleccionistas de cerámica es elevado, habiéndose formado en el transcurrir de los años 80 un amplio público especializado, faceta que por otro lado, no se dio en el mismo tiempo en España11. En los últimos cinco años asistimos a un crecimiento por igual de artistas, sobre todo escultores, que trabajan con materia cerámica en todos los países y esto se ha desencadenado por el desarrollo de las vías de información por un lado y por otro lado, por la influencia de los artistas americanos, consecuencia del primer punto.
En EEUU los artistas cerámicos se encuentran en el estadio más avanzado de integración con el mundo del arte. Primero existe un gran número de artistas que se dedican a esta faceta, lo que ha proporcionado una evolución artística mucho más rápida. Segundo, la cerámica ha sido asumida en igualdad de condiciones en los estudios artísticos, dentro de los materiales para el arte. Y tercero y último, las galerías y espacios de arte no tienen los prejuicios de las europeas en exponer obra realizada en esta materia, porque las obras tienen su valor en el mercado y críticos de prestigio también se ocupan de estos artistas.
Creo sinceramente que éste es el camino a seguir y que se trata de una cuestión de tiempo12. El que haya un mayor número de artistas, el que artistas de otros campos empleen la cerámica y que los ceramistas se formen además como artistas, son los pasos necesarios que conducirán a los resultados esperados.
Con todo esta exposición he intentado explicar la situación que envuelve a un artista cerámico como es Alberto Hernández y lo que supone estar entre un número, en comparación, pequeño de artistas desempeñando la tarea de ser pionero y de trabajar prácticamente en solitario enfrente de un mundo artístico con demasiados prejuicios. Me parece muy importante para el desarrollo de las generaciones actuales y futuras el trabajo de Alberto Hernández y de los artistas que se encuentran en su situación, abriendo el camino en la jungla y enfrentándose a las dificultades que sus sucesores no van a tener.
Alberto Hernández es pues una de las figuras relevantes en nuestro país dentro de la trayectoria de integración de la cerámica como material en el arte. Lo más destacable es que su trabajo se centra únicamente en la pintura, siendo este un campo explorado por un número minoritario de artistas. La técnica que él ha desarrollado tiene que ver con la del rakú, en el sentido de enfriamiento brusco de la pieza y su consiguiente reducción de los colores, aunque él la ha adaptado a sus necesidades, convirtiéndola en su técnica personal. En el rakú convencional la pieza se trabaja antes de su calentamiento en el horno y consigue su acabado final a través del enfriamiento en una atmósfera reductora, esto es sin oxigeno. La técnica de Alberto Hernández se diferencia básicamente de esta, en que el artista trabaja durante el punto de máximo calentamiento, interrumpiendo la acción del calor en ese momento y actuando directamente sobre la pieza, con todo la dificultad que esto conlleva al enfrentarse con el fuego directo. Dado que el artista trabaja en muchas ocasiones en formatos grandes sin fraccionar, el problema se multiplica y así ha tenido que inventar sus propios hornos para realizar sus obras.
Otro de los aspectos a resaltar en su particular técnica es la inclusión de estructuras metálicas en el interior de la arcilla. En muchas de sus obras se trata de somieres antiguos que sirven como soporte de la superficie pictórica, por un lado para desarrollar piezas de grandes formatos sin fragmentar y por otro por cuestiones que pertenecen a su estética personal.
Pero lo más apasionante en la obra de Alberto Hernández no es ni su técnica, ni el material con el que trabaja, sino la fuerza que imana de sus creaciones. En el proceso creativo de sus cuadros rehuye todo asome de meditación previa a la realización, porque no quiere influenciar el resultado plástico. El artista quiere ser un cauce para que la obra tenga lugar, sin manipulaciones, sin buscar un fin concreto. Rechaza cualquier huella personal y es capaz de destruir en el momento todo lo que no se ajuste a este compromiso. Hernández es un pintor que trabaja con los sentimientos puros, buscando crear en un estado de irracionalidad. Sus colores están llenos de matices y de vida y todo objeto que posea un retazo de vida le interesa y procura que esté de alguna manera presente en sus obras.
Alberto Hernández nos invita a descubrir otro tipo de pintura desde una perspectiva nueva para muchos: la que ofrece un material como el cerámico, que a través de su obra, es capaz de mostrar toda esa riqueza expresiva que posee. Los cuadros de Hernández llenan las estancias donde se encuentran y son obras abiertas en los que cada día se descubre un matiz nuevo no observado con anterioridad. En ningún momento tratan de cuestiones banales, sino que muestran facetas muy hondas del pensar y el vivir humano.

NOTAS

1. Cada vez más artistas realizan una parte de su producción en materia cerámica, porque ésta ofrece posibilidades expresivas distintas a las que otros materiales ofrecen. Los artistas que trabajan ésta con exclusividad todavía pueden considerarse una minoría en el panorama general del arte.
2. El mismo Blasco no fue consciente de la importancia del hecho en ese momento.
3. Existen una serie de artistas que realizan sus primeras exposiciones a partir de 1970 y que considero la segunda generación. La mayoría de los que han perdurado en el tiempo son destacables por haber ocupado puestos docentes, con lo que han podido inculcar su modo de hacer y han ayudado a crear un tipo de cerámica concreto que tiene que ver con su obra personal. Son personajes como Enrique Mestre, Madola, Rosa Amorós, Maria Bofill, Mercedes Sebastián...
4. Llamamos cerámica tradicional a la que sigue ocupándose de recipientes, cuencos, etc... para distinguirla del arte hecho en materia cerámica que nos ocupa aquí.
5. El libro es un recuento de fórmulas químicas para conseguir distintos esmaltes y barnices. Un recetario de cocina cerámica, algo que nunca antes se había publicado por formar parte del "secreto profesional" de los ceramistas. Esto provoca que siguiendo el libro, casi cada uno puede ser ceramista, incluso sin visitar una escuela.
6. Personalmente Artigas no viajará a Japón hasta 1962 y no por motivos cerámicos, sino por la boda de su hijo Joan Gardy-Artigas con una mujer japonesa.
7. Analizar hoy la situación de entonces, solo es posible con la perspectiva que dan los años transcurridos y a partir de los resultados con los que contamos hoy en día.
8. Pensemos que visto históricamente los años transcurridos no son muchos y la introducción de la cerámica en el arte está llevando un desarrollo lógico, común a cualquier otra tendencia histórica.
9. Estos artistas de la tercera generación son los que han desarrollado una obra con mayor madurez y consecuencia y totalmente personal, pues sus objetivos han sido más directos que en la generación anterior en que las dudas entre un camino y otro eran constantes. Junto a Hernández me refiero a artistas como Rafael Pérez, Angel Garraza, Claudi Casanovas, Caxigueiro, Charo Cimas...
10. El que en otros países europeos, la mayoría de los artistas cerámicos trabajen en una dirección tradicional se debe a que estos han contado con mayor apoyo económico en la creación de este mercado concreto. La ausencia de este apoyo en España propicia que haya más artistas trabajando dentro del arte.
11. Hay que decir aquí que muchos coleccionistas de cerámica han cambiado en los últimos años a coleccionar arte en general y que el producto tradicional cerámico ha dejado de interesar a la gran mayoría. La razón está en que los Museos han cambiado hoy sus conceptos y no aceptan fácilmente colecciones cerámicas.
12. No creo que EEUU sean una imagen modelo en muchas cuestiones, pero en lo que respecta a la integración de la cerámica en el arte, hay que reconocer que su situación es deseable.

ALGUNAS RESEÑAS EN PRENSA

AGUIRRE, José Ignacio. Haga historia usted mismo. El Mundo, suplemento Metrópoli. nº 402. 2 al 12 de Febrero de 1998. Madrid.
C., A. Cerámicas con planteamiento pictórico, protagonistas de la muestra de La Salina. Tribuna de Salamanca. 4 de febrero de 2000. Salamanca.
CASTRO, Omar. La Diputación apuesta por el arte salmantino de vanguardia con Polípticos. La Gaceta. 7 de agosto de 2002. Salamanca.
COMENDADOR SÁNCHEZ, Luis Felipe. El plástico silencio de las manos. Béjar Información, nº 2 . 4 de enero de 1997. Béjar (Salamanca).
COMENDADOR SÁNCHEZ, Luis Felipe. Alberto Hernández expone en Madrid. Béjar Información, nº 130 de fecha 19 de junio de 1999. Béjar (Salamanca).
COMENDADOR SÁNCHEZ, Luis Felipe. Lo absoluto, la idea, la esencia. Béjar Información. 19de febrero de 2000. Béjar (Salamanca).
COMENDADOR SÁNCHEZ, Luis Felipe. Artistas salmantinos. El Adelanto. 26 de agosto de 2000. Salamanca.
CRUZ, José María. Alberto Hernández expone sus obras en la sala Cuatro Ingletes. La Gaceta. 8 de agosto de 1998. Salamanca.
EFE, Agencia. Cuatro formas de entender el arte en Salamanca. El Mundo. 7 de agosto de 2002. Madrid.
G., S. Cuatro artistas salmantinos muestran en La Salina su visión de la Capitalidad Cultural. Tribuna de Salamanca. 7 de agosto de 2002. Salamanca.
GONZÁLEZ BORRÁS, Carmen. Logik des Irrationalen. Keramik Magazin (edición en alemán). Nº 2 de abril/mayo de 2002. Alemania.
MERINO, José F. Cuando la cerámica se eleva a la categoría de arte. El Adelanto. 16 de abril de 1998. Salamanca.
MERINO, José F. Alberto Hernández muestra su creación cerámica en La Salina. El Adelanto. 4 de febrero de 2000. Salamanca.
MATOS, Ana María de. Rosa Luis Elordui. La tradición a escena. Revista Internacional Cerámica. Nº 77 de 2001. Madrid.
MONTERO, Paula. El espíritu pictórico de la cerámica. Tribuna de Salamanca. 11 de agosto de 1998. Salamanca.

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